16 jun 2013

Eduardo Jozami: “Ciertos sectores le temen a la organización popular


Es director del Centro Cultural Haroldo Conti, que funciona en uno de los edificios de la ex ESMA. En esta entrevista balancea sus cinco años de gestión en el centro y se le anima a una revisión de los 10 años de gobierno kirchnerista. También, una mirada autocrítica.
 
Julio Cortázar, Walter Benjamin, Haroldo Conti y David Viñas conviven, de alguna manera, en un mismo lugar. Se trata de la oficina de Eduardo Jozami, director del Centro Cultural Haroldo Conti, que cumplió sus flamantes cinco años de vida. Ubicado en uno de los tantos edificios de la ex ESMA, el espacio es una de las trincheras que logran llevar vida allí donde funcionó el horror. Y Jozami, uno de los referentes de la intelectualidad contemporánea e integrante de Carta Abierta, no descarta volver de lleno a la actividad política en estas elecciones.


–¿Qué balance hace de estos cinco años?–El balance es bueno en dos sentidos. El primero es un avance en cuanto al conocimiento, a la reflexión, al debate sobre la memoria y la puesta en diálogo del discurso basado en los testimonios, con creación artística y literaria. En segundo lugar, hemos convocado a un público cada vez más amplio para el centro cultural, que ve esto como primer paso, como un puente para abordar todo lo que significa este predio. Y no es una banalización. Quien traspasa la puerta ya siente que está dentro de lo que fue la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), pero al mismo tiempo hay una política de Estado con los derechos humanos que intentamos se comprenda desde todos los sectores de la sociedad, incluso aquellos que seguramente están en contra de la dictadura, que no ven mal que se esté juzgando a los responsables, pero que no tienen el mismo nivel de interés ni de comprensión, ni de participación y conocimiento. Acá la apuesta a futuro es interpelar a este sector y a que las nuevas generaciones continúen esta política. Nosotros no podemos mantener en un “gueto” este recordatorio, tenemos que llegar a la sociedad argentina y para eso son estas actividades en el centro, tan variadas y convocantes.

–¿Y de los diez años de kirchnerismo? ¿Usted considera que es, en efecto, una década ganada?
–El saldo de la década es absolutamente positivo. En términos vulgares podríamos decir que “no hay con qué darle”. El saldo es importante, creo que hay políticas que le han dado una dimensión ética al Estado que era imprescindible, por ejemplo, la política de derechos humanos o la política exterior en este proceso de unidad sudamericana.

–¿Cree que hay lugares conquistados de los cuales no se puede volver?
–Hay cosas con las que puede ser muy difícil volver atrás. De cualquier manera, tenemos que lograr que eso sea imposible, que este proceso sea más sólido, más profundo. El kirchnerismo no es un proceso acabado y cuando decimos que queremos una década más, es para asegurar estas cosas.

–¿En qué cosas falta avanzar?
–En el área de transporte, por ejemplo, hemos tenido fracasos con serias consecuencias y hubo un rezago en la inversión. Enhorabuena, eso pareciera que se está remediando, aunque va a llevar un tiempo. Y hay que avanzar más en la organización política del kirchnerismo, para garantizar una década más.

–Usted menciona la organización política, ¿por qué cree que hay tanto ensañamiento en la estigmatización de la juventud, en la vuelta a la política?
–Es obvio que hay una reacción de crispación frente a la impresionante marcha que fue la fiesta del 25 de mayo. Creo que ciertos sectores le temen al empoderamiento del pueblo, a la organización popular del pueblo como control del proceso. Porque eso da más seguridad de que este proyecto se va a profundizar y va a seguir adelante. No nos olvidemos que los sectores más afectados por estas políticas y los grandes medios siempre esperan que en cada elección el Gobierno se caiga. Y ahora ven que no es así, que esto puede seguir. Y en cuanto a la participación de los jóvenes, se llegan a decir cosas ridículas, como que un joven va a cerrar un comercio en este proyecto de “mirar para cuidar”. En esto se esconde el miedo a la participación política de la juventud, porque ellos bien saben que con esta medida no se pone en riesgo el capitalismo en la Argentina.

–En ese sentido, ¿por qué cree que la oposición no puede marcar agenda?
–Por un lado, hay un discurso que es irracional, hay un cuestionamiento de ponerse afuera y decir “no me importa lo que hicieron, porque roban”. Otros dicen: “Qué me importa lo que hizo Néstor si ahora están llevando el país hacia un régimen autoritario”. Este discurso suena muy absurdo, porque estábamos acostumbrados a que esto se dijera cuando existían los militares, para dar el golpe. Es un discurso opositor que no es para convencer a la gente, es para crear una situación que exija una ruptura, una destitución. Es una oposición muy heterogénea y no resulta positivo que hayan tenido una política única frente al kirchnerismo, porque eso hace que solamente puedan coincidir en los aspectos más “denuncistas” de la política, pero no puedan proponer una alternativa común. Por otro lado, han diseñado una visión de la sociedad argentina que solamente existe en la imaginación de ellos, entonces uno termina creyéndose sus propios inventos. Si uno piensa que este es un régimen autoritario, que estamos en vísperas de una dictadura, que la reforma judicial es un paso para legalizar que los gobiernos puedan robar lo que quieran y que la Justicia no va a intervenir, toda esa ficción se puede respaldar con un aparato de medios, pero no puede constituir una apelación razonable a la población.

–¿Qué lugar ocupa Carta Abierta dentro de este proceso?
–Es un lugar interesante que tiene mucha significación. Lo veo con la repercusión que tienen las cartas, con la convocatoria que tenemos en los medios. Es un fenómeno interesante porque hace más de cinco años que existe y mantiene cada quince días la presencia de varios centenares de personas que discuten, se escuchan.

–¿Le gustaría tener otro rol en la arena política?
–A mí este trabajo me encanta y me he pasado toda la vida con dos patas, una en la política y otra en la universidad, o en espacios que tienen que ver con la cultura. Pero este es un momento muy político en la Argentina, siento ganas de participar más activamente pero eso en ultima instancia depende más de uno que de los cargos.

–Entonces ¿no descartaría ser candidato?
–No descartaría nada que tuviera que ocurrir.