27 may 2011

No puedo ver, no puedo ver!!! Tengo los ojos cerrados!!!


A veces, en el afan por interpretar hechos, situaciones o coyunturas, hacemos alarde de nuestros saberes y recurrimos a remañidos fundamentos. Así, muy precario, queremos sostener situaciones que hemos adecuado para que nos quede a la medida que necesitamos. Tal vez, por querer lucirnos, por demostrar nuestros saberes.Lo cierto es que, de vez en cuando, surgen situaciones que dificilmente encajen en nuestros "recipientes de saberes". Situaciones que nos rebalsan, nos superan o simplemente no comprendemos. Y es aquí donde ponemos nuestra inteligencia a prueba. Es aqui donde llega el momento de callar y escuchar, observar, interpretar, recontextualizar, resemantizar (palabrita de doble significado que "construye" cuando quiero y si me incomoda puedo usarla para decir "ES ASI Y LISTO").
Seguramente muchos intelectuales argentinos aún buscan (o buscaron en algún momento), el significado del PERONISMO. Pero si se les "escapo la tortuga" en aquel momento dificilmente (y sin entrar en comparaciones), puedan comprender lo que estamos viviendo hoy con el KIRCHNERISMO. Por que hay cosas que no entran en ningun recipiente, que escapan a lo establecido, hechos que estan atravesados por circunstancias, actores y momentos que le dan un tinte especial, tan único que sólo nos resta vivirlo, tirar los papeles a la basura y dejarnos llevar.

Aquí les dejo una anécdota muy interesante que ilustra mas que "mil palabras".

"La caída de Icaro", de Pieter Brueghel

El año pasado Beatriz Sarlo dictó un seminario en la Universidad de Tandil que trataba sobre la relación entre imagen y palabra ("relación transemiótica", destacó con énfasis ella). El seminario duró toda la semana en la que selección Argentina jugó la primera rueda del Mundial 2010. A ella no le interesaban los partidos. Los mundiales la remontaban al mundial de la Dictadura argentina. En contraste se la notaba muy entusiasmada con un interminable partido de Wimbledon entre un francés y un inglés. Al tercer día, el miércoles, hizo apagar la luz del aula y proyectó sobre el blanco pizarrón una pintura de Brueguel: La caída de Ícaro. Primero explicó el mito (creo que se refirió a Ovidio): "Se sabe que Ícaro consiguió volar fabricando alas con plumas pegadas con cera y se acercó al sol más de lo oportuno, la cera se fundió, se desbarataron las alas, cayó al mar y se ahogó". Luego pasó inmediatamente a un poema de W. H. Auden, donde el poeta hace una descripción en versos ("ecfrasis", dijo ella) de esta pintura de Brueghel.
La prestigiosa intelectual se detuvo veinte minutos para resaltar "la apropiación" que había realizado Auden de la pintura, ya que (remarcó) Ícaro no aparece en ninguna parte del cuadro: Brueghel habría pintado sólo un paisaje marítimo pero al colocarle el título "La Caída de Ícaro" le daba otro significado ("resemantizaba", dijo ella) toda la pintura. Cuando terminó esta detallada interpretación apagó el proyector y encendió la luz.
Todos estábamos impresionados por el conocimiento y el despliegue realizado por Beatriz Sarlo. En ese momento, con mucha vergüenza, un alumno le pregunta si podía volver a proyectar la imagen de Brueghel. Se apaga la luz se enciende el proyector con la pintura de Brueghel y para sorpresa de todos los asistentes y de la intelectual el alumno le marcó un detalle, cerca del barco central del cuadro aparecían las piernitas de Ícaro rodeadas de algunas plumas sobre la superficie del mar. De esta forma se desmoronaba toda su extensa y apasionante explicación de la operación poética de Auden de apropiarse y resemantizar la pintura de Brueghel, volviéndola al mito original de Ovidio, al que el pintor había sólo aludido en su título para darle otro sentido parafrástico, no sólo haciendo un marco verbal simulado a una representación icónica del mar de Flandes. El alumno con humildad, sin llegar a ser una luminaria, marcó el detalle donde estaban las piernitas rodeadas con las plumas de las falsas alas y los veinte minutos de magistral explicación se desmoronaron en un segundo, como las mismas alas de Ícaro al acercarse al sol. El seminario terminó sin muchos sobresaltos tres días después.

Fragmento gentileza: A.P.U.